La receta de hoy no es más que una interpretación personal de este clásico, presentada de una forma más actual, y una variación en los ingredientes principales en cuanto a origen o preparación, pero manteniendo la esencia de lo que es o debe ser un clásico español con el que poder disfrutar de la gastronomía de Cantabria en un frío día de invierno como los que empezamos a tener, y siempre acompañado de una buena botella de vino tinto...
Ingredientes para 2 personas:
Un frasco de morcilla de León.
4 patatas medianas.
2 cebollas rojas.
2 huevos.
Sal al vino tinto.
Un chorro de vino tinto.
Una cucharada de azúcar.
Preparación:
1-Patatas:
Las pelamos y cortamos en rodajas finas.
las sazonamos con un poco de sal al vino tinto y las freímos a fuego medio, sin que se doren demasiado. Reservamos calientes.
2-Cebolla:
Pelamos las cebollas y las cortamos en juliana.
Calentamos un chorrín de aove en una sartén y añadimos la cebolla.
Dejamos que se cocine a fuego suave, durante al menos 20 minutos.
Añadimos medio vaso de vino tinto y una cucharada de azúcar. Lo mezclamos y seguimos cocinando hasta que el líquido se evapore. Reservamos caliente.
3-Morcilla:
Sacamos la morcilla del frasco y la cocinamos en una sartén sin aceite, hasta que esté muy caliente.
4-Huevos:
Los freímos espolvoreados con un poco de sal al vino tinto. A mi me gusta empezar con el aceite frío y que queden con la clara muy blanca. Las motas que se ven en el huevo es la sal al vino tinto.
Montaje:
Cogemos un aro de emplatar y vamos calentando por capas, en el orden en que los hemos preparado. Patatas, cebolla, morcilla y terminamos con el huevo.
Espectacular en el momento de cortar la yema y dejar que cubra los ingredientes inferiores...
Morcilla de León |
Sal al vino tinto |